Ayer fue el cuarto aniversario de la muerte de Satoshi Kon, director de anime (sobre todo de películas) que nos dejó unas cuantas joyas para el recuerdo. Perturbadoras a ratos, geniales la mayor parte del tiempo. Así eran las obras de Satoshi Kon, hombre de imaginación aparentemente ilimitada, capaz de plasmar todo tipo de locuras psicodélicas inimaginables o ensoñaciones extraordinarias. Y todo eso sin perder de vista lo más importante, aquello que destacaba en todas sus obras haciéndolas realmente magníficas: la psicología humana. Psicología que estrujaba y retorcía al máximo, sacándole todo el jugo posible.
Tan imprevisible como increíble, así era el cine de este gran director. Y como muestra, una pequeña escena del comienzo de la última película que llegó a completar: Paprika.